martes, 2 de febrero de 2010

DETALLES DEL MOMENTO: LA PERVERSIDAD.

Están apareciendo gigantescos rótulos en los lugares más estratégicos de la capital con los rostros de Arnoldo y Eduardo separados por una pregunta; ¿Usted votaría por estos ladrones en las próximas elecciones? La autoría de estos costosos rótulos dicen que es el MRS, pero aunque en alguna ocasión Herty Lewites dijo que eran zorros del mismo piñal, voy a creer sin a lugar a equivocarme que aquí la garra que pinta es la del orteguismo porque es parte de una ilegal campaña electoral que percibe como contendientes a esas dos caras que son por hoy su peor dolor de cabeza y en consecuencia los quiere mandar a la cárcel.

Esta nueva producción del gobierno de “unidad y reconciliación nacional” sin duda alguna tiene que pertenecer a la sociedad ALBA-RÓTULOS donde uno de los hijos del dictador Ortega en sociedad con Alberto Mora, han saturado tanto la capital de anuncios publicitarios y la estructura que estos demandan, que pronto tendrán que arrebatarle espacio a nuestros cielos, para poner vulgaridades como las que estamos viendo solo porque la amnistía en beneficio de Arnoldo y Eduardo parece que ganará a la voluntad del dictador por enviarlos a la cárcel.

La perversidad está en campaña. Todos los demonios han sido liberados desde un cuartito secreto en la secretaria del FSLN con el fin de demostrar quien tiene el poder y quien es el que manda y exige caprichos. Los medios oficialistas, los vocingleros al servicio de la tiranía, los agitadores y cabecillas de las turbas divinas desde el monopolio televisivo y las radios partidarias transmiten reportajes y spots señalando a los a Arnoldo y Eduardo de corrupción para penetrar en la mente del nicaragüense y dejar establecido de que efectivamente lo son y así tapar la hediondez de su voluntad totalitaria de consumar, como siempre lo han hecho, una más de sus persecuciones políticas.

Yo pienso que esa mayoría de nicaragüenses que no votamos por el moclin de Daniel Ortega en las elecciones del 2006 estamos claros de los propósitos de ésta dictadura y que viviendo en un país donde el plomo flota y el corcho se hunde y donde las palomas le disparan a las escopetas, porque la mentira y la perversidad así quiere que veamos las cosas, debemos ser contestes de aquellos que hablan de honestidad, de moral, de principios y de ética, cuando siendo una mafia organizada no tienen autoridad ni para verse en su propio espejo porque ellos personifican la delincuencia.

Desde que el orteguismo apareció en la vida nacional como cuatreros en el campo robando ganado o como asaltantes de bancos en las ciudades para mantener sus borracheras y drogadicciones Nicaragua comenzó a enfermarse.

Muchos fuimos los tontos útiles que nos dejamos estafar con el cuento de la revolución y más de 50 mil los que murieron por algo mejor después de Somoza. Más tontos fueron aun los que creyeron en el 2006 que Daniel había cambiado y hoy que lo tenemos otra vez en el poder y luego de haber pedido una segunda oportunidad para gobernar nos damos claramente cuenta que el dictador llegó a pensar que como el Rey Midas todo lo que pudiera llegar a tocar lo convertiría en oro por los petrodólares que le regala Hugo Chávez, pero lo que en realidad pasó es que Daniel Ortega ha tocado lo ha convertido en mierda.

¿Con que seguridad los Ortega y sus corifeos hablan de corrupción? ¿Con qué facilidad llaman a otros ladrones? Por evidentes razones no han dicho a los que están al otro lado de la dictadura que son moclines, que violan a sus hijastras. Por evidentes razones no le dicen ni a Arnoldo ni a Eduardo que son asesinos.

No les dicen que han matado a productores como Jorge Salazar. Que han matado a contras como Enrique Bermúdez. Que han matado a guerreros como Arges Sequeira que murió peleando contra aquella piñata que les dio mansiones, empresas, fincas, haciendas e industrias. Que han matado a disidentes como Carlos José Guadamuz. Tampoco les dicen que son torturadores.

No les dicen que enviaron al exilio a más de dos millones de nicaragüenses que viven repartidos por el mundo. No les achacan aquel robo originado de la operación Bertha que dejó en pelotas a todos los nicaragüenses cuando sin decir agua va o agua viene desmonetizaron a la nación.

No les han dicho que son culpables por haber iniciado una guerra que hizo retroceder a la nación 50 años y con ella haber causado más de 50 mil muertos que entregaron lo mejor de sí para sostener a fuerza de culata a una banda de forajidos que se churreteó en Nicaragua. Que vivieron como sultanes árabes en medio de aquella miseria que ahora nos tiene en el sótano de la indigencia de toda nuestra América.

No les dicen que son culpables de haber dividido y envenenado el alma de los hogares de los nicaragüenses promoviendo la deslealtad de nuestras mujeres con internacionalistas, promoviendo que hijos se lanzaran contra padres. No les dicen que son culpables de haber hecho de ésta nuestra honorable patria el refugio, edén o paraíso de los terroristas y narcotraficantes más buscados del mundo como Alessio Cassimirri y el mismísimo Pablo Escobar Gaviría respectivamente.

El pueblo nicaragüense bien sabe y de múltiples formas así lo ha expresado, que desde la aparición del FSLN en el escenario político de nuestra historia, nunca jamás, hasta nuestros días, éste ha realizado una sola obra honesta, al menos una, por la cual nos permita conferirles, al menos, el criterio de la duda. Ellos siempre llegaron al pueblo a través de la fuerza bruta. Jamás fueron capaces ni de poner una sonrisa, aunque fuera falsificada, para que el pueblo pudiera hacer más llevadera la cruz de tener que soportarlos en toda esa década de terror que significó el desgobierno del FSLN y ahora en éste presente amargo que nos conduce a patadas, a gritos y amenazas a un infierno que nos cuece a fuego lento con la intención de domesticarnos y ponernos como esclavos el fierro de su propiedad.

La persona mala se distingue, además de sus hechos, por su sola forma de hablar y ni Daniel Ortega, ni Tomas Borge M, ni Bayardo Arce, ni ninguno de ellos, ha variado en su ortodoxia el verbo de la amenaza tácita contra aquel o aquellos que señalan la práctica nefasta de esa política que los lleva a ser sempiternos conspiradores contra el pueblo y su nación. Ellos al ubicar a su enemigo político no discriminan que con tal de hacerle daño a ese, se lleven de paso al resto de la sociedad, quebrantando así el primer deber del ciudadano decente y honrado como es la convivencia; derecho de toda persona para hacer posible el progreso y el bienestar de sus semejantes, como condición imprescindible para que la sociedad en que vivimos y a la que nos debemos, realice el destino ideal de la humanidad como es vivir en paz y en armonía.

Ellos, víboras que ahora reciben el calor de Miguel Obando y Bravo que los santifica, padecen de un resentimiento colectivo. Estos son individuos que en sus tiempos de juventud, motivados más por la vagancia que por el patriotismo, pues ninguno de ellos en el directorio rojo y negro tiene credenciales profesionales, nunca se relacionaron con la gente y menos que hayan tenido una comunión familiar que los orientara pues vivían como ermitaños en las montañas o en la clandestinidad de una casa, la mayoría del tiempo huyendo de la Guardia Nacional, no porque los iban a reprimir, sino porque los buscaban como lo que eran, asaltantes de bancos o criminales que a nombre de la revolución, que fue el más grande fracaso, optaban por tomar la ley en sus manos para acabar con quien sabe cuánta gente inocente.

La insensibilidad de estos individuos no les permitió, bloqueados indudablemente por su maldad, cultivar en toda su historia política algún sentimiento altruista, nunca les hemos observado interés por invocar a Dios, antes bien los medios de comunicación que mal hubieron despliegan grandes espacios para la sodomía o los reportajes de carácter satánicos o hechiceros, nunca les hemos escuchado hablar del respeto a los padres, sino que por el contrario en su oportunidad fomentaron que los hijos denunciaran a sus progenitores.

Ellos jamás fueron capaces de fomentar y promocionar la unidad familiar. En ese sentido, como magníficos bárbaros, que es lo único bueno que pueden ser, destruyeron miles y miles de hogares obligando a los nicaragüenses a un exilio y diáspora nunca antes vista en nuestra historia y es por eso que malos y como no serlo si volviendo a la homilía de la “víbora” sabemos perfectamente que ninguna serpiente es buena y menos el Coral rojo y negro, uno de los bichos rastreros más venenosos y mortales de la especie animal.

Miguel de Cervantes puso en boca de “Don Quijote”: La libertad Sancho, es uno de los dones más preciosos que nos otorgaron los cielos. Con ella no pueden compararse todos los tesoros que la tierra encierra y la mar cubre. Por ella se puede y se debe sacrificar la vida. Nicaragua hizo propio el verbo de Cervantes. Los malos, que todavía pretenden no saber porque el pueblo les considera hijos de la maldad, obligaron al nicaragüense a morir por su libertad. Ellos que hasta fingen sentirse incómodos porque les decimos malos, cosa que en el fondo los enloquece delirantemente de felicidad, nos obligaron a luchar por la libertad para combatir esa maldita manía de someternos plenamente y contra nuestra naturaleza a la voluntad de quienes llegaron a creerse los dioses del Olimpo y tiempos aquellos en que éramos cosas y no gentes, animales no personas, confiscándonos todo derecho para que nos arrodilláramos a la voluntad caprichosa e insolente de los que decían ser dueños de Nicaragua y de los nicaragüenses, de nuestras mujeres, de nuestros hijos y de nuestras vidas.

Ellos son malos porque odian la posibilidad de alcanzar la paz. Ellos son malos porque aman la guerra. Ellos son malos porque disfrutan la violencia y gozan más cuando la sociedad evidencia temor ante la manifestación sin fundamento de los que te disparan, te incendian y te golpean. Ellos como buenos malos revientan de felicidad cuando aplican la sicología del terror para tratar de imponer chantajes y referencias al respecto sobran y todo esto lo hacen porque se creen intocables, porque para ellos solo existe el derecho de violentar las leyes y no el deber de respetarlas y todo porque hasta hoy la autoridad en éste país se ha auto irrespetado, ha permitido por esos nexos ideológicos, que solo el tiempo paulatinamente podrá disolver, que cualquiera de esos malos que hemos referido pegue cuatro gritos y todo policía y soldado debe callarse porque esa es la base de la reconciliación que impone la dictadura a cambio de la permanencia en sus cargos de la Comisionada Nacional de la Policía o del Jefe del Ejército de Nicaragua.

Arnoldo Alemán y Eduardo Montealegre son rehenes y sus captores, delincuentes de marca mayor, están pidiendo rescate por su libertad. Sin embargo la posibilidad cierta de una amnistía, que ayer fue aplicada para proteger a pirómanos como Daniel Ortega que destruyó Radio Corporación e incendió la Alcaldía de Managua y para exonerar a asesinos de alto tupé como Pedrito el Hondureño que conmocionó en los 90s la ciudad de Estelí donde robó todos los bancos.

Qué cosas las de ésta vida. Que serios que se ponen. Con qué firmeza los corruptos más corruptos de toda la historia de Nicaragua, los padres de la inmoralidad, hacen campaña acusando de delincuentes a las cabezas visibles del liberalismo señalándolos por delitos comunes para disimular -no veo como- esa persecución política que tiene el tamaño del Momotombo y que se origina porque nadie dejó de decir que se robaron las elecciones municipales, que la sentencia de los magistrados rojo y negros en la Corte Suprema de Justicia es ilegal, ilícita e inexistente y que el decretazo de Ortega ratificando cargos que no han sido designados por la Asamblea Nacional no tiene valides alguna.

Cuidado con todo lo que está pasando. Debemos observar con lupa lo que está más allá de la apariencia. Lo aparentemente público es la pretensión de poner a jugar cartas en una misma celda a Arnoldo Alemán y a Eduardo Montealegre pero el objetivo final es la disolución de la Asamblea Nacional. Si eso sucede que Dios salve a Nicaragua porque habrá iniciado aquí una situación tal que impondrá una verdadera revolución donde en la lucha del bien sobre el mal, de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio, de la verdad sobre la mentira, de la paz sobre la guerra y de la libertad sobre la dictadura, permitirá a ésta nación que nunca más sus hijastros la vuelvan a abofetear, porque habrá llegado nuestra liberación y con ella la extinción de los dinosaurios que creyeron hacer cualquier cosa para mantenerse inmerecidamente en un poder cuyo final está en su cuenta regresiva.

POR NICARAGUA CUESTE LO QUE CUESTE ASI PENSAMOS EN EL MOMENTO.